Es una suerte contar en esta ocasión con un gran coupe de altas prestaciones. Lo primero que nos atrae de este clásico setentero es su Silueta, casi 5 metros de ingeniería puramente alemana pensada para un mercado  mayormente americano.

Abrimos la pesada puerta del conductor y tomamos asiento en un sofá dispuesto para disfrutar con la ventanilla abierta de las mil carretera secundarias españolas.
El gran volante y un salpicadero con la justa información, hacen que nos preocupemos sólo de lo que realmente importa: conducir .
Toda va bien. Arranca a la primera después de un mes sin moverse, no hace ruido y brama el potente 8 cilindros cuando coge temperatura.

Lo primero que hacemos es parar en una gasolinera, no olvidar nunca el aditivo.
Hemos llenado el tanque y es entonces cuando bajamos de la nube, es un gran turismo de los años 70. Quién se compraba uno poco le importaba lo que gastase, años luz quedaba para el sistema stop&start.
Empezamos a circular para asombro de curiosos y conductores. Engranamos 1,2,3 y cuarta;
 ¡Madre mía como se defiende el cuarentón!
Curvas, rectas, aceleración de vértigo 200cv difíciles de domar para este tracción trasera que no toma las curvas las devora como un felino.

Después de este sueño y un poquito más pobres; ( se nos había olvidado lo que costaba la gasolina); vuelve a su guarida donde descansa bien tapado para no coger frío .
Por cierto, si queréis tomar el pelo a los más jóvenes al ver la autorradio, sin toma de iPhone, casete ni cd, decid que sólo coge emisoras de la época.

Un saludo y disfrutad de las rodadas.

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