Para los aficionados a los clásicos , nuestros automóviles , son algo más que simples motores ,cajas de cambio , carrocerías , etc…
Son nuestra contribución a que modelos en peligro de extinción , todavía se vean por las carreteras.
Nuestros coches tienen en nuestro corazón más espacio que en nuestra razón , quizás porque con ellos aprendimos a conducir o porque forman parte de nuestra familia.
Cierto día terminando ya la restauración del Kadett, decidimos que su mejor hábitat sería Madrid.
Nuestro Opel decía adiós al chapista, tapicero , y a Salvador , el mecánico.
Primera prueba , conseguir que los 500 km entre Cartagena y Madrid no tuvieran incidencias.
Conseguido , el coche llegó perfectamente al garaje donde dormirá tranquilo hasta el momento de lucirlo.
Mi relación con Jorge López empieza el día que el Kadett pierde más agua de lo normal . Estoy en Madrid y no tengo mi mecánico de confianza : ese que peina canas y que sólo con oír el motor sabe lo que pasa .
Una dirección de internet y doy con Automecanica Jorge en la localidad de Coslada , receloso pues no veo ningún clásico en el taller , veo aparecer a un señor : cano , con gafas , grande y con más del medio siglo de vida.
Le enseño el coche y le comento que pierde agua :
mira por aquí , mira por allí y me tranquiliza diciéndome que es un manguito .
Mientras Jorge , su primo Fede y Jesús están con el coche , no puedo dejar de curiosear y veo en una nave contigua un Simca 1000 Rallye pintado con diversos colorines , en ese momento descubro que detrás hay una furgoneta DKW y un Peugeot de los 60 . A partir de ese momento me quedé con la tranquilidad de saber que ya tenía mecánico de confianza .
Jorge como un director de orquesta pauta los ritmos a su equipo como si una sinfonía perfecta se tratase .
Unos enamorados del motor de los que todavía saben lo que pasa en el corazón de nuestros clásicos sólo con auscultarlos.
Muchas gracias a Jorge y a su equipo por todos los consejos y ayuda recibidos .
Un saludo y dulces rodadas